Hace ya 7 semanas que empezó el confinamiento en nuestras casas, sin prácticamente mayor contacto que el de las personas que conviven con nosotros y saliendo a la calle lo imprescindible. Fue una situación impensable hasta ese momento, incluso muchos pensábamos que no seríamos capaces de hacerlo. Pero lo logramos.
Al principio fue duro sobre todo por el miedo a la enfermedad y la incertidumbre sobre lo que estaba pasando, que nos hacía sentir que perdíamos el control de nuestras vidas (la rutina, lo conocido,..). Fueron pasando las semanas y poco a poco empezaron a pasar dos cosas; por un lado, cada vez estábamos más cansados de la situación, más saturados de todo (de estar en casa, de perder nuestra parcela de intimidad, de discusiones..) cada vez estábamos más irritables, más irascibles... pero por otro lado, hasta esta situación de confinamiento se convirtió en un hábito, en algo conocido, predecible, donde empezábamos a sentirnos seguros y protegidos, tanto física como psicológicamente, ya que en casa no estamos expuestos al contagio de la enfermedad y porque al final, normalmente es en nuestra casa donde más arropados nos sentimos.
Todo esto cambió hace unas horas, cuando el gobiernos nos informa de la “Desescalada” del confinamiento. Muchos pacientes me han consultado sus miedos al respecto. Porque ahora la situación es al revés. Tenemos que salir de un espacio donde nos encontramos seguros (con mayores o menores problemas) y debemos enfrentarnos a todo aquello a lo que nos enfrentábamos antes pero sintiendo que no tenemos la “protección psicológica” adecuada, es como tener que salir a la calle desnudos.
No es fácil salir de nuestra “zona de confort” pero si no lo hacemos, si no nos atrevemos, cada vez esa zona de confort será más y más pequeña y nos aportará muy poco a nuestras vidas. Es por ello que propongo una serie de recomendaciones para afrontar los retos a los que nos enfrentamos:
1. Normaliza: Piensa que todo esto que sientes es normal. Estamos reaccionando de una forma normal a una situación que no lo es, por eso, es lógico tener sentimientos contradictorios, por un lado, ganas de salir a la calle y recuperar “nuestras vidas” y por otro lado, inseguridades y miedos sobre nosotros, nuestro futuro, nuestra salud...
2. No te exijas tanto a ti mismo: Permítete sentir todo lo que sientes, es normal que incluso estés desorientado, te cueste concentrarte, prestar atención.. que tus capacidades cognitivas no funcionen con la agilidad habitual. No pasa nada, puede resultar molesto pero es normal.
3. Enfréntate a tus miedos: Podemos sentirnos inseguros, pensar que no somos capaces, ver las cosas más complicadas... tener la sensación de que antes de que todo esto pasara éramos capaces de afrontar mucho mejor las situaciones que ahora, seguramente sea cierto, pero es algo pasajero. Es mejor empezar a afrontar situaciones más fáciles al principio y seguir por situaciones cada vez más complejas.
4. No te Agobies: No tienes que hacerlo todo YA. Intenta hacer las cosas y enfrentarte a la nueva situación poco a poco. No podemos exigirnos llevar el ritmo habitual, es normal necesitar más tiempo para adaptarnos, para ir asumiendo las nuevas circunstancias. Cada persona necesita tiempos diferentes para adaptarse a los cambios. No tengas prisa. Invierte más tiempo en hacer lo mismo que hacías antes, divide las actividades en pasos más pequeños. Verás como vas recuperando tu ritmo habitual.
5. Sé comprensivo también con los demás: Es un buen momento para practicar la paciencia, contigo mismo y también con los demás. Los demás se encuentran en una situación parecida a la tuya, también necesitan adaptarse. Intenta ser amable.
6. Utiliza el sentido del humor: No le des importancia a los pequeños fallos o dificultades, intenta sacar algo positivo de ellos.