A veces nos exigimos demasiado. No somos conscientes pero nos presionamos y forzamos a lograr nuestros objetivos. No es malo tener metas en la vida, pero debemos tener cuidado con ellas. Por un lado, deben ser realistas, es decir, tenemos que tener en cuenta si realmente están a nuestro alcance; y segundo, debemos tener cuidado en cómo queremos llegar a ellas, es decir, la estrategia que vamos a utilizar.
Ambas cuestiones son importantes, pero me centraré en la estrategia. Como decía, a veces utilizamos la vía del sufrimiento, la presión y la fuerza de voluntad para lograr nuestros objetivos, pero eso resulta demasiado arduo para mantenerlo en el tiempo. El problema no es que utilicemos esta estrategia en casos esporádicos, incluso de vez en cuando, el problema es que, una vez aprendida, tendemos a utilizarla de forma habitual. Y ahí surge el problema. Porque en lugar de alcanzar nuestra meta, terminamos desmotivándonos, frustrados y acabamos abandonando nuestro objetivo.
¿Qué ha fallado?
Las personas autoexigentes suelen ver los extremos, es decir, si algo está bien o mal hecho, pero se pierden los matices, los puntos medios. Ven en blanco o negro, no ven la escala de grises. Por ello no suelen ser conscientes de los avances que realizan, solamente ven si han logrado su objetivo o no, no entienden que es un proceso, que es un camino que tienen que recorrer paso a paso. Por eso, si se esfuerzan pero no logran su objetivo rápidamente acaban renunciando a su meta. Lo viven como un fracaso. Y no quieren seguir fracasando constantemente, y menos cuando se esfuerzan tanto.
Yo imagino que tienen 2 cajas: la caja de los éxitos y la caja de los fracasos. Como buenos perfeccionistas, lo que consideran éxitos son metas prácticamente inalcanzables o muy difíciles de lograr, con lo cual, la caja de los éxitos acaba siendo demasiado pequeña y prácticamente vacía.
La caja de los fracasos, por el contrario, la llenan con todo lo demás. Todo lo que no meten en la caja de los éxitos acaba llenando la caja de los fracasos….demasiados!! La caja de los fracasos es enorme y siempre la llenamos.
Pero la pregunta sería si realmente todos esos fracasos son realmente eso, fracasos. Y mi respuesta es que no. Esa caja está llena de grises, de pasos que quedaron a medias, de pequeños logros a los que no damos valor…mezclados con fracasos.
Por eso no es bueno tener sólo 2 cajas, deberíamos añadir al menos una tercera caja, la de los grises, para meter aquellos pequeños pasos, logros a medias, pequeñas metas cumplidas,… y empezar a valorar y disfrutar de ellas. Esa caja estaría llena de pequeñas grandes cosas!!!