¿Cuanto tiempo aguantas sin respirar? ¿Cuanto tiempo aguantas sin beber, sin comer, sin dormir..? ¿Cuanto tiempo aguantas sin hacer nada por cuidar tu estado emocional? Seguramente a las dos primeras preguntas responderíamos que no mucho tiempo, pero a la tercera seguramente no sepamos qué contestar.
Todas ellas hacen referencia a necesidades importantes, pero ¿por qué no le damos la misma importancia a nuestro estado emocional? Imagino que es por educación. No nos han enseñado a cuidarnos emocionalmente.
Cuando somos pequeños, nuestros padres nos enseñan a utilizar el baño, nos dicen que nos vayamos a la cama cuando se nos empiezan a cerrar los ojos, y nos den de beber cuando llevamos mucho tiempo sin hacerlo, pero no nos enseñan a gestionar las emociones. Y no lo hacemos.
Ante las emociones utilizamos 2 estrategias; o las tapamos cuando nos molestan y hacemos como si no estuvieran (utilizando frases como “no estoy enfadado”, “eso no me molesta”, “estoy bien”) o bien reconocemos que no estamos bien, que estamos tristes, bajos de ánimo, frustrados, angustiados o decepcionados..pero no hacemos nada para sentirnos mejor. Solemos esperar a que esas emociones incómodas desaparezcan o nos encerramos en nuestra habitación para poder dedicarles más tiempo en vez de intentar salir de ese estado.
Es cierto que, con el tiempo, muchas de estas emociones dejan de molestar. Pero no es menos cierto que no desaparecen. Es más, se enquistan.
Pienso que nos cuidamos poco emocionalmente, que nos exponemos a límites emocionales, potenciamos esas emociones desagradables con nuestros pensamientos negativos, en lugar de intentar identificar qué nos pasa y qué podemos hacer para encontrarnos mejor. Esa creo que es la cuestión. La mejoría es posible. Y está en nuestras manos.
Entender las emociones y por qué nos sentimos así ayuda a calmarlas y a poder resolverlas, por ejemplo, hablando con la persona con la que nos hemos enfadado, o plantearnos cambiar nuestros objetivos cuando vemos que, por mucho que lo intentemos, no los conseguimos, o intentando confiar más en nosotros mismos y nuestros recursos en lugar de preocuparnos y angustiarnos ante el futuro, etc.
También es importante salir de ese encierro al que nos sometemos cuando nos encontramos mal. Expresar cómo nos sentimos, compartir nuestras emociones con amigos o familiares, buscar apoyo..nos ayuda enormemente.
Y hacer cosas que nos hagan sentir mejor, por ejemplo, practicar algún deporte, realizar alguna actividad de ocio, tener alguna afición también ayuda.
La idea es movernos. Hacer cualquier cosa que nos ayude a sentirnos mejor. A cuidarnos. Sólo así entenderemos que merece la pena ocuparnos de nosotros. Priorizarnos.