Cuando tenemos un problema de salud vamos al médico, pero cuando tenemos un problema emocional, solemos pensar que podemos aguantar un poco más, que con tiempo lo superaremos. Eso hace que no tomemos ningún tipo de medida. Que pasemos por nuestros problemas nosotros solos. No queremos preocupar a nadie. Y así llegamos a donde llegamos. Nos rompemos!!
Una vez llegamos a ese extremo es mucho más difícil salir de él. Pero es que no hemos tomado las medidas oportunas a tiempo. Por eso es tan importante hacer caso a las señales. Muchas veces empezamos notando algo de ansiedad, o tenemos mucho estrés últimamente..pero aguantamos. Tenemos preocupaciones o problemas....pero seguimos aguantando. No lo hablamos con nadie, es más, tendemos a callarnos. Protegemos a los demás. Les queremos evitar sufrimientos. Pero no pensamos en nosotros, en lo que necesitamos.
Y esa es mi primera recomendación: Pensar en nosotros. No desde un punto de vista egoísta, es decir, excluyente, olvidándonos de los demás. Pero es que nosotros tenemos que atendernos, ocuparnos de nosotros mismos, intentar estar lo mejor posible.
Y ahí viene mi segunda recomendación: Desahogarnos. Acudir a los demás, a las personas más cercanas para poder compartir con ellas nuestros problemas y preocupaciones. Cuando lo hacemos parece que nos quitamos un peso de encima. Y a los demás no les estamos perjudicando, es cierto que se van a preocupar (es normal) pero es algo que ellos mismos son capaces de gestionar. Un problema compartido, es menos problema. Aunque no tenga solución. Aunque también es posible que la tenga, y entonces estaremos ganando otro punto de vista, otra perspectiva del problema que a lo mejor no teníamos.
Y mi tercera recomendación : Escúchate. Explícate claramente lo que necesitas, lo que te hace feliz, lo que te gusta. Y HAZLO! Haz aquellas cosas que te sientan bien. Proporciónate experiencias agradables, emociones positivas.