Ser o no ser… Estar o no estar ¿Es lo mismo? ¿Significa lo mismo?
La verdad es que no. No es lo mismo SER que ESTAR. Y aunque hay idiomas que no lo diferencien, tener en cuenta esa diferencia es muy importante.
Si, ya se, parecen verbos muy parecidos… pero sugieren cosas diferentes. Por ejemplo, no es lo mismo “Estar triste” que “ser triste”. Si estoy triste quiere decir que es algo que me pasa en un momento determinado de mi vida, algo que me está pasando hace que me sienta triste durante un rato, o un tiempo determinado de mi vida.
Mientras que si digo que soy triste, me defino así como persona. Es un rasgo de mi carácter. No depende tanto de un estímulo externo como de mi propia personalidad.
Esa distinción es importante.
Esa distinción marca la diferencia entre actuar o aceptar. Es decir, si me doy cuenta de que últimamente estoy triste, o preocupado, o incluso un poco borde con los amigos, puedo hacer algo para manejar esa situación de otra forma. Si esa es mi forma de ser, un rasgo que me define, es mucho más difícil de cambiar.
Una vez me encontré con una madre que le decía siempre a su hija que era una vaga. Un día ocurrió una desgracia en casa y la hija no hizo nada para evitarlo. Cuando su padre se enteró, la pequeña se encogió de hombros y murmuró “como soy una vaga..”
Ese es el problema de identificarnos con una etiqueta, con un adjetivo que nos defina. Acabamos asumiéndolo y no hacemos nada para luchar contra él. Simplemente aceptamos que somos así. Y no vamos a cambiar. Nos damos por vencidos, a veces, después de mucho luchar.
No es lo mismo SER que ESTAR.
Y tu….¿eres feliz o estás feliz? A veces, la diferencia depende de ti más de lo que te imaginas.