Dicen que el amor que siente un perro por su dueño es incondicional. No le importa el día que has tenido, si te ha ido bien o mal, si tienes algo o no lo tienes, si has fallado o no…. Simplemente te quiere por ser tu.
Sin embargo a nosotros mismos, para querernos, necesitamos hacerlo todo bien, sacar buenas notas, hacer bien nuestro trabajo, conseguir lo que queremos, tener un buen trabajo, un buen coche o una buena casa,.. “tanto tienes, tanto vales”, es decir, nuestro amor por nosotros mismos no es incondicional. Está condicionado a nuestra conducta, a nuestros resultados, a lo que tenemos…es como si alguien dice que nos quiere pero que cuando cambian nuestras circunstancias resulta que ya no nos quiere como antes. Eso no es amor de verdad. Quieren nuestro coche, nuestra casa o nuestros logros, pero no a nosotros. Nosotros somos la misma persona que antes ¿por qué ya no nos quieren? Ese no es amor de verdad.
Pues yo me imagino así nuestra Autoestima. Si la Autoestima la resumimos en “lo que yo me quiero a mi mismo”, muchas veces nos acostumbramos a que ese cariño esté condicionado a cosas que no dependen de nosotros, que cambian, que perdemos, y como digo, ese no es amor de verdad.
Deberíamos querernos a nosotros mismos como nos quiere nuestro perro: SIEMPRE. Y más si cabe cuando las cosas no nos van del todo bien, porque seguramente ese sea el momento en el que más lo necesitamos. Deberíamos ser nuestra mayor ayuda y lo que acabamos haciendo es la mayor de nuestras críticas destructivas. Eso nos hunde todavía más y más nos costará salir de ese pozo donde nosotros mismos nos metemos.
Es a la única persona en el mundo a la que tratamos así, no lo solemos hacer con los demás, a los que no les exigimos tanto y tratamos con vastamente más cariño. No digo que a los demás no le hagamos una crítica, pero no sería para destruirlos y hundirlos todavía más, todo lo contrario, intentaríamos sacarlos de ese estado emocional en el que estamos cuando algo nos sale mal. ¿Por qué no hacemos lo mismo con nosotros mismos? Ese es el camino del Autocuidado. Un paso imprescindible si queremos mejorar nuestra autoestima. No se puede querer a alguien que no te cuida.
Así que si la autoestima es como nuestro perro, deberemos alimentarlo para que siga queriéndonos SIEMPRE. INCONDICIONALMENTE.