05/09/2017 Gestión Emocional
A veces utilizamos expresiones como “¿Por qué haces que me enfade?” o “me pongo nerviosa por tu culpa” y, aunque son expresiones que oímos frecuentemente, encierran un razonamiento erróneo.
Pensamos que, si protestamos o decimos lo que pensamos, la otra persona se puede enfadar y eso, como he dicho, no es del todo cierto.
Por ejemplo, si yo quiero decirle a mi pareja que no me apetece ir a ver a su familia un fin de semana, pero no le digo nada para que no le parezca mal, es cierto que así...
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